martes, 22 de enero de 2013

Etiopia


Eritrea y Etiopía, con 210 y 110 dólares de renta anual por habitante, se sitúan entre las naciones más pobres del mundo: ocupan los puestos 167 y 172 de los 174 países clasificados por el PNUD según el índice de desarrollo humano.

Desde mayo de 1998 están en guerra por la fijación de unos límites fronterizos de un territorio desértico y sin valor estratégico ni económico. Las víctimas se acercan a los 100.000, militares en su mayoría porque entre los conflictos vivos en Africa éste es uno de los pocos con sendos ejércitos regulares en el frente.

Es una guerra absurda que ya ha provocado medio millón de desplazados. Eritrea formó parte de Etiopía durante siglos y era su salida natural al mar Rojo que ahora tiene que utilizar los puertos de Djibuti. En la vecina Somalia que, junto con sus vecinos, padeció el nefasto coloniaje italiano, ambos contendientes están azuzando a las facciones rivales. Sudán es el único país que parece sacar beneficio de ese absurdo y criminal conflicto para salir del aislamiento al que le tenían confinado el imperialismo Yanqui.

Este conflicto entre pobres es otra guerra olvidada producto de un mundo que no atiende asuntos de los menos favorecidos, sino que con total hipocrecia solo defiende los intereres de los países centrales, justamente aquellos cuya responsabilidad en las guerras es mayor debido a la incidencia de sus nefastas políticas en los paises en crisis.

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